La pequeña «Festiña» se hace mayor

Cientos de romeros de España y Portugal se dan cita en Villarino y Petisqueira para venerar a la Virgen de Fátima sobre las aguas internacionales del río Manzanas

La Raya de España y Portugal vivió ayer una jornada de convivencia internacional con la romería en honor a Nuestra Señora la Virgen de Fátima. El día, primaveral por sus cuatro costados, acompañó con una soleada mañana que atrajo a cientos de romeros reafirmando a «La Festinha» como una de las romerías más emotivas de Aliste y Tras Os Montes pese a ser la más joven: ayer cumplía sus 34 años.

El paradisiaco valle vive en soledad bajo los sonidos del silencio al abrigo de Peña Mira, allí donde la Sierra de la Culebra más cerca está del cielo, Villarino, al que apellidan Manzanas, pero su ribera la baña un arroyo de nombre estridente: «Cabrón». Las campanas de la iglesia de Santa María repicaron y un cohete surco los cielos abriendo paso a la procesión más romera.

Gaitas, dulzainas y tamboriles de la agrupación alistana «Manteos y Monteras» endulzaron con sus notas los oídos y abrieron con sus pasos la procesión. Hombres y mujeres de Villarino Manzanas se turnaron para llevar a hombros, en nadas, a la Virgen de Fátima, recorriendo los 1.600 metros a la vera de alisos y encinas.

Las aguas del Manzanas, fueron testigo y lugar del encuentro entre las dos imágenes de Fátima (Villarino Manzanas y Petisqueira), sus vecinos y sus devotos y las autoridades civiles (Carlos Pérez como alcalde de Figueruela de Arriba) y eclesiásticas (Marcelino Gutiérrez el «cura de Mahíde»). Manda la costumbre que la Virgen de Fátima de Petisqueira abriera la procesión de regreso a la ermita seguida de la Virgen de Fátima de Villarino Manzanas.

Si animadas y muy concurridos estuvieron las celebraciones puramente religiosas, el mercadillo internacional fue un ir y venir de españoles y de portugués por los puestos de Portugal, situados en la margen derecha del Manzanas y los de España a la izquierda. Miles de compras y de ventas pues casi nadie se marchó de la romería a su casa sin adquirir algo. La novedad como cada año las tempranas cerezas. Muchos de los romeros son jubilados de los pueblos y aldeas de Aliste y Tras os Montes que aprovecharon de surtirse de las plantas para las huertas: tomates, pimientos, cebollas, puerros y berzas.

La romería atrae cada vez a feriantes de lugares más lejanos: ayer estrenaron su puesto uno de Santander y otro de Oporto.

La Virgen de Fátima ha pasado a ser una fiesta de carácter familiar y familias enteras, abuelos, padres y nietos cumplieron con el ritual de pasar allí toda la jornada y degustar una comida campestre donde las tortillas, los «hornazos» y los manjares de la matanza (chorizo, lomo, jamón y salchichón) acompañados de buen vino dejaron satisfechos hasta los más exigentes paladares. Es la «Festiña» día de gaiteros y quien así lo es y así se considera hasta allí se lleva su gaita y la música y el baile brillan con luz propia.

Un año más hay que destacar la magnífica organización y ordenación de los 6 aparcamientos, con alrededor de 1.200 plazas, donde los visitantes pudieron aparcar sin problema alguno. Destacable labor también n la de los efectivos de la Guarda Civil, Policía de Fronteras, GNR (Guarda Nacional Republicana) y Agrupación de Voluntarios de Protección Civil «Virgen de la Salud de Alcañices. La «Festiña», así llamada, en sus inicios, por pequeña, se ha hecho mayor.

Fuente: La Opinión de Zamora