Villafáfila

Al noreste de la provincia de Zamora, rodeado por los palomares que identifican a la Tierra de Campos, se localiza el complejo lagunar de Villafáfila, 32.682 Has. de Reserva Regional de Caza, que constituye uno de los más importantes humedales de la península. Una orografía plana, de amplios horizontes y las características geológicas del terreno son las responsables de la formación de las lagunas que confieren a esta zona húmeda una importancia sobresaliente en la Península Ibérica siendo un importante enclave para las aves acuáticas en la geografía de Castilla y León y un complejo lagunar de máxima importancia a nivel nacional y europeo.

Aunque Tierra de Campos se caracteriza por un terreno de suelos arenosos y arcillosos, las Lagunas de Villafáfila conocidas también como “Las Salinas” son consecuencia de la presencia de rocas impermeables, con una acumulación de agua que da origen a la avifauna más rica de la Comunidad. El carácter salino de sus aguas responde a la gran cantidad de sales que impregnan los materiales que forman su subsuelo.

 

Los atardeceres de los meses del otoño o la primavera son la época propicia para que el aficionado a la observación de aves se acerque a este punto húmedo de la Tierra de Campos con unos prismáticos para observar numerosas bandadas que regresan diariamente a estas lagunas zamoranas para descansar de sus largos vuelos migratorios. Criaturas aladas procedentes de toda Europa hacen de Villafáfila un paraíso para el denominado ‘orniturismo’.

 

De entre todas las especies, la más numerosa es el ánade real, aunque es muy fácil encontrar avefrías, cigüeñas blancas, garzas reales, la grulla común, ánsares, cigüeñas blancas. Pero la Reserva por lo que destaca primordialmente es por acoger la mayor población estable y numerosa de avutardas de todo el continente europeo. Esta ave zancuda, de unos ocho decímetros de longitud, de color rojo manchado de negro, el cuello delgado y largo y las alas pequeñas, hace las delicias del visitante gracias a su vuelo corto y pesado.

En este entorno se pueden contemplar decenas de palomares, de variadas formas que se levantan en la llanura, un ejemplo de arquitectura popular que representa a la comarca como ninguna otra. La silueta de estas “catedrales o castillos de barro” forma parte del paisaje rural, pese a que han perdido gran parte de su significado económico.

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